lunes, 23 de abril de 2012

Mitos, leyendas o creencias regionales

Mitos del Chocó


La madre de agua
Según la versión popular, los indios brujos la hacían. Con balso, iraca o caña brava, le colocaban cabello de mujer y un papel con el nombre de la víctima; y con evocación del dominio le infundían vida.
Si la persona perseguida iba en una canoa una ola misteriosa la hundía y desaparecía. El tripulante atacado, así supiera nadar o estuviera en un lugar poco  profundo, se ahogaba aparentemente. Pero a los tres  días aparecía flotando perforado.


La muelona
Comentan que es una mujer alta y elegante que asusta a los hombres borrachos que andan a altas horas de la noche. Les muestra unos dientes tan grades como los de un elefante.


La llorona
Se comenta que una madre acosada por el hambre y la miseria, resolvió  deshacerse de sus hijos y los tiró al río. Minutos más tarde su arrepentimiento fue tan grande que empezó a recorrer la orilla tratando de encontrarlos en el lecho del río pero le fue imposible. Desde ese momento murió de pena.


La viudita 
Es una mujer de baja estatura, larga  cabellera, hermosísima y elegante vestida de negro, en una mano sostiene un portaviandas y en la otra una lámpara. El hombre que la ve no resiste la tentación de galantearla, pero ella pregunta por su marido fallecido en la guerra. Es tan frio su aliento y en su rostro hay tanta aflicción que muchos se desmayan. Se les aparece a los hombres infieles que aprovechan la soledad de la noche para visitar a sus amantes.
Por: Leidy Marcela Padilla. CLEI 5. Quibdó.


Mitos del Chocó

De las leyendas del interior del país tal vez ésta es la más conocida. Todos los contadores de leyenda están de acuerdo en que el origen de la patasola tuvo que ver con una traición amorosa. Pues  cuentan que una bella mujer estaba casada con un campesino muy trabajador que se la pasaba vendiendo las cosechas de su patrón en otros pueblos; el patrón era indiferente a sus piropos y regalos.
Los vecinos se dieron cuenta y un buen día le contaron al campesino. A la mañana siguiente, el labrador hizo como si saliera a vender cosecha fuera del pueblo y espero escondido cerca de la casa, al anochecer entró súbitamente y encontró a los amantes abrazados en la cama.
Lleno de ira el campesino desenvaino su machete y se arrojó sobre ellos. Fue poco lo que pudo hacer el patrón porque hay mismo quedó tendido, en cambio la mujer perdió una pierna de un solo machetazo. Abandonada desde allí la patasola ronda por los pueblos de Colombia, vengándose de los hombres.
Por: Elcy Serna. CLEI 5. Quibdó.

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